I
Brotes de silencio recorren la noche
callando las gargantas húmedas del frío.
El sonido del agua
impregna la noche de un algo distinto.
Música ,custodiada por los ángeles
repite mi canción.
Canción triste para una noche alegre.
II
Tumbas llenas de falsas angustias
recorren los viejos cementerios.
Espíritus burlones saltan tapias
mezclándose con el olor de los cipreses.
El miedo de la noche
escala los altos muros del campanario
y
ciega a la noche lúgubre acompañada por la luna.
El mundo se encirra en un circo
para dar paso
a los espíritus que se apropian de la noche,
arrastrando sus penas y alzando sus almas.
Gritos de auxilio resuenan en el cielo
temblando las almas de los vivos.
¡Silencio! la noche es suya.
III
El sabor de tu alma arropó mi cuerpo
para desprenderme en la más oscura noche.
Muertes que resultaron inútiles
se juntan en el cementerio
y danzan al son de bailes silenciosos,
golpeando el alma con el suelo
y marcando sus pies en el ambiente.
¡Denota triste su danza!
Marcan su territorio
con el olor de sus huesos,
explican su danza con el ritmo de su cuerpo
e intentan amar en silencio a aquellos que entendieron sus muertes.
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Me voy estremecido.
ResponderEliminarEs bello e inquietante.
Muy bueno.
Besos.
Es sobrecogedora e inspiradora la noche... oscura pero hermosa.
ResponderEliminarabrazos.
gracias ,Toro salvaje, por intuir mis sentimientos a través de estas palabras...
ResponderEliminarCiertamente es inquietante el sabor que tiene la noche en tu poema.
ResponderEliminarsaludos
este poema, su noche palpitante...
ResponderEliminartienen una belleza que seduce el alma
un beso